PROCLAMA 2017

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lunes, 23 de noviembre de 2009

La Parábola de las Parábolas, 2da parte

Este mensaje es la conclusión del Mensaje sobre la Parábola de las Parábolas. Recordemos que Jesús estaba enseñando junto al mar y se reunió mucha gente para escucharlo. Él les refirió la parábola que se conoce como La Parábola del Sembrador. Sus discípulos se acercaron para que les explicara y el es dijo que al entender esta parábola, entenderían todas las demás.


EXPLICACION DE LA PARABOLA
Continuando con la explicación de esta parábola, consideremos el tercer y cuarto tipo de tierra.

TERCER GRUPO:
Este es el terreno con espino. El mismo Jesús dijo que estos eran los que oían la palabra pero ésta era ahogada y hecha infructuosa, por los afanes de este siglo, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas. Este es un terreno al que no se le quitó previamente la hierba mala; éstas no es sembrada por nadie, ni abonada, pero crece aún más que la propia siembra. La versión Dios habla hoy (DHH) lo presenta de la siguiente manera: “los negocios de la vida presente le preocupan demasiado, el amor por las riquezas los engaña y quisieran poseer todas las cosas. Todo esto entra en ellos y se ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto”.
Al hablar de espinos, podemos pensar en un cactus. Por dentro tiene agua; crece en el desierto y cuando llueve absorbe la mayor cantidad de agua, como si fueran esponjas. Sus espinas exteriores son mecanismos de defensa. Así muchas veces este tipo de personas, andan a la defensiva; son cristianos cangrejos siempre con las pinzas hacia arriba. Este tipo de vidas han experimentado golpes físicos o anímicos en algún momento y han creado estos mecanismos de defensa.
Este grupo no dio fruto porque no se dejaron quitar los espinos, los cuales de haber sido quemados, hubiera servido de abono a la tierra.
Al quitar los espinos veremos la cosecha.


CUARTO GRUPO:
En Marcos 4:20 vemos la buena tierra. Esta están representados por los que oyen, reciben, dan fruto, al treinta, sesenta, y ciento por uno. Para saber si somos o no buena tierra, podemos comprobar estas cuatros características: A) Escucho y recibo la Palabra. B) Brota la Palabra en mí. C) Crece la Palabra en mí. D) Estoy dando fruto, o al 30% o al 60%, o al 100%.

Para que una tierra pueda dar frutos deben ser removidas las piedras, quitados los espinos, la maleza quemada, el terreno abonado.

Lucas 8:15 Con corazón bueno y recto retienen la palabra oída y dan fruto con perseverancia.

RESUMIENDO LA PALABOLA DEL SEMBRADOR
Junto al camino: Gente sin compromiso, sin ubicación. Semilla comida por las aves. Ataque a la semilla.
Entre pedregales: La semilla brota, pero no tienen raíces en sí mismas. Gente sin identidad, se apartan cuando vienen las pruebas. Ataque a la raíz

Entre espinos: No tienen seguridad eterna, son engañados por las cosas temporales. El ataque es al fruto.

Si ya estamos en Cristo, y somos buena tierra, pero solo estamos produciendo el equivalente del 30%, hay áreas de nuestra vida que todavía no han entrado al camino. Estas pudieran ser: las finanzas, los sentimientos, los planes o proyectos, la lengua, los ojos. No tenemos la culpa por las piedras que nos hayan arrojado en nuestro terreno, pero sí somos responsables de dejarnos limpiar. No sigamos culpando a nuestros padres, el gobierno, o aún a nosotros mismos. Si Dios ya nos perdonó, ya no queda más culpa.
Cortemos los espinos y sean quemados porque vamos a fructificar al ciento por uno. Recordemos esto: Jamás el Señor trabajará en tierras que no le pertenecen, sino en aquellas que ha comprado con amor.

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