PROCLAMA 2017

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viernes, 19 de septiembre de 2008

Rasgando Nuestros Corazones y no los Vestidos

“Y os restituiré los años que se comió la oruga, el saltón, el revoltón, y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado” (Jl. 2:25-27)

Este pasaje nos habla de una figura que quizás para nosotros nos cueste entender: la metamorfosis de la langosta. La cual es llevada en diversas etapas: La primera etapa es de oruga, es un gusano que come determinadas raíces de algunas plantas, especialmente de las nuevas, llegando a debilitarlas. En su segunda etapa se convierte en saltón, es un grillo que da saltos cortos y se alimenta del tallo. Después pasa a ser revoltón, el cual devora determinadas hojas y por último al salirle las alas se volvían langosta, comiéndose toda la parte de arriba.

Aquí simbólicamente se utilizó al pueblo de Israel como un árbol y al proceso del animal como los ataques espirituales, los cuales vienen de abajo hacia arriba: empiezan en la raíz, siguen al tallo, continúan con las ramas y luego pasan a las hojas. Así pasa hoy día en la vida de un creyente; por eso tenemos que ser cuidadosos y reconocer que los ataques del enemigo pueden venir a la raíz; estos ataques solo pueden ser quitados por aquel que es el retoño de la raíz de Isaí: nuestro Señor Jesucristo. (Is. 11:1)

El libro de Joel comienza relatando lo que aconteció al Israel físico, siendo esto lo mismo que hoy en día le está aconteciendo al Israel espiritual. Lo primero que el enemigo hizo con el pueblo de Israel fue que asoló la vid; la descortezó (la corteza protege al árbol y es donde le pasa su alimento), le quitó la cobertura.

Podemos ver en el libro de Joel 1:7-13 como fue destruido el trigo (la palabra), se perdió el aceite (la unción) y se seco el mosto (el gozo); en fin se extinguió el gozo de estar en la casa de Dios.

Al igual que Israel, la iglesia del principio, la del libro de “Hechos”, comenzó llena del vino del cielo; tanto así que cuando descendió el Espíritu Santo sobre los apóstoles, la gente pensaba que estaban borrachos. Si los cristianos hubieran seguido con el mismo ritmo con el cual predicaron al principio, ya se hubiera llevado el evangelio por todo el mundo más de doce veces.

¿Qué pasó entonces con la iglesia? Que de repente el enemigo comenzó a meterse y se fue perdiendo el gozo; empezaron a descuidar su vida como cristianos: dejaron de congregarse, de orar, de leer la palabra, de hacer la voluntad del padre, etc.

El ataque a la iglesia, comenzó por la raíz; por los sacerdotes, los ministros, quienes estaban de duelo. Dios les pidió que rasgaran sus corazones y no sus vestidos: “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. (Jl. 2:13). La práctica de rasgar sus vestidos era un espectáculo realizado frente a todos, en donde las personas desgarraban sus vestidos en señal de “dolor o arrepentimiento”, pero no lo hacían con sincera intención, pues una cosa es el remordimiento y otra es el arrepentimiento.

En estos últimos tiempos ocurre igual, muchos cristianos están viviendo de apariencia, teniendo doble ánimo; el enemigo inició su ataque, y no se cubrieron con las armaduras del guerrero en Cristo. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Ef. 6:4) Obviamente, son individuos que desde hace un buen tiempo descuidaron su relación con el Señor, lo cual fue ocurriendo por etapas, tal como la “metamorfosis de la langosta con alas”. ¿Que ocurrió? Dejaron de cumplir cualquiera de sus responsabilidades de cristianos, entre ellas:


§ Congregarse: La palabra iglesia proviene de la griega ekklesia, que significa "los llamados a congregarse"; y este llamado es para quienes a través de su conversión fueron transformados en Hijo de Dios: “los Cristianos”. (Ef. 2:19).


Los cristianos deben ir a la casa de Dios a buscar su presencia, a sentir ese gozo absoluto de estar recibiendo la unción del Santo Espíritu de Dios. David decía: “Yo me alegré con los que me decían a la casa de Jehová iremos” (Sal. 122:1) porque para él era un deleite sentir el gozo y la presencia de Dios.


§ Escudriñar la Palabra: Es a través de la Biblia que aprendemos a conocer a Dios. Es allí donde nos encontramos con el Cristo vivo, donde podemos saber cuál es la voluntad de nuestro Dios y donde recibimos palabras de vida eterna. El nos habla de cómo debemos actuar para encontrar la victoria, el perdón y la salvación. Nos edifica en nuestro caminar y nos da la fortaleza para las adversidades. (Jn. 5:39)

§ Orar: Es la manera de comunicarnos con Dios; es mantener una relación interna y permanente con Cristo. Mediante la oración nos presentamos ante Su Trono para: adorarle, bendecirle, buscar su consejo, hablarle, presentar nuestras peticiones. “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” (Ef. 6:18)

Cuando estamos siendo atacados, es el momento de ir ante la presencia del Señor de una manera humilde y desnudar nuestro corazón reconociendo nuestras faltas; arrepintiéndonos y apartándonos del pecado, pues “…a un corazón contrito y humillado no despreciara tú, oh Dios”. (Sal. 51:17)

Rasgar nuestro corazón es acercarnos a Dios y hablarle de nuestro temperamento, de nuestros malos hábitos, de aquellas cosas que no le agradan a El y que atacan nuestra raíz, impidiendo que pongamos por práctica su palabra, que recibamos la unción de su Santo Espíritu y que mantengamos el gozo de estar ante su presencia.

Es nuestra decisión acercarnos a Dios, entregarle a El lo que no le gusta de nosotros y pedirle que nos cambie y nos de un corazón conforme al suyo.

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“Mensaje disponible en audio y DVD. Código de Referencia No.: ACC2307061 ”

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